Iniciación cristiana para adultos
¿Qué es la Iniciación cristiana para adultos?
Está dirigido a los mayores de 18 años que piden la Iniciación Cristiana y a aquellos adultos, que habiendo recibido el Bautismo de párvulos o niños, no la han completado por no haber recibido la catequesis o no haber recibido los sacramentos de la Confirmación y/o la Eucaristía.
Las etapas y tiempos de la Iniciación Cristiana de los adultos son los siguientes:
- El anuncio misionero o precatecumenado: durante este tiempo el acento ha de ponerse en el anuncio del evangelio del que debe brotar la fe y la conversión inicial y ha de madurar la voluntad de seguir a Jesucristo. Se ha de trabajar para suscitar en los catecúmenos la búsqueda de la verdad, el sentido de la vida, y ayudar a discernir el deseo y la motivación que les lleva a la petición del Bautismo. Se esperará hasta que los candidatos, según su disposición y condición, tengan el tiempo necesario para concebir la fe inicial y para dar los primeros indicios de su conversión. El acompañante del precatecúmeno determinará con él el momento en que éste pueda ser presentado al párroco o a la comunidad para iniciar la etapa del Catecumenado.
- La entrada en el Catecumenado: una vez que el precatecúmeno se ha decidido por seguir a Cristo en la Iglesia y está dispuesto a realizar el Catecumenado, se hace el rito de la “Entrada en el Catecumenado”. Este rito es de gran importancia, porque entonces, los que quieren hacerse cristianos, se presentan por primera vez y manifiestan a la Iglesia su deseo, y ésta, cumpliendo su deber apostólico, admite a los que pretenden ser sus miembros. A éstos Dios les otorga su gracia, ya que su deseo se muestra patente en esta celebración, que también es digno de su recepción y primera consagración por parte de la Iglesia. Para dar este paso se requiere en los candidatos una vida espiritual inicial y unos conocimientos rudimentarios de la doctrina cristiana: a saber, la primera fe concebida en el tiempo del “precatecumenado”, la conversión inicial y la voluntad de cambiar de vida y de empezar el trato con Dios en Cristo, y, por tanto, los primeros sentimientos de penitencia y el uso incipiente de invocar a Dios y hacer oración, acompañados de las primeras experiencias en el trato y espiritualidad de los cristianos. A partir de este momento los catecúmenos son ya alimentados por la Iglesia con la palabra de Dios y favorecidos con las ayudas litúrgicas. Por tanto, los catecúmenos han de estimar de todo corazón, la asistencia a la liturgia de la palabra y el recibir bendiciones y sacramentales. Por la signación y la unción catecumenal, entre otros ritos iniciales, el nuevo converso comienza a ser catecúmeno, pero no «fiel», porque no ha recibido aún el sacramento de la fe, el Bautismo.
- El tiempo del Catecumenado: el catecumenado es un tiempo prolongado en el que la Iglesia transmite su fe y el conocimiento íntegro y vivo del misterio de la salvación mediante una catequesis apropiada, gradual, adaptada, accesible e íntegra, teniendo como referencia el sagrado recuerdo de los misterios de Cristo y de la historia de la salvación en el año litúrgico, y acompañada de celebraciones de la Palabra de Dios y de otros ritos y plegarias. De esta manera se les ayuda para que lleguen a la madurez las disposiciones manifestadas en la entrada en el catecumenado. La duración del período del Catecumenado depende de la gracia de Dios y de varias circunstancias, a saber: de la organización de todo el Catecumenado, de la cooperación de cada catecúmeno, de los medios necesarios para acudir a la catequesis del Catecumenado y permanecer en él y, finalmente, de la ayuda de la comunidad local. Ordinariamente tendrá una duración de un año litúrgico, pero teniendo en cuenta las circunstancias. Desde que los adultos no bautizados empiezan el catecumenado, la Iglesia acoge ya a los catecúmenos como suyos por la vida de fe, esperanza y caridad que llevan, y por ello gozan de un estatuto jurídico peculiar, que comprende una serie de obligaciones y prerrogativas que parten del derecho primero a ser instruidos en la doctrina de la fe y a ser educados en la forma de vida cristiana. Participarán en la liturgia de la Palabra semanal y llevarán una vida evangélica propia de su condición.
- Celebración de los Sacramentos de la Iniciación Cristiana: la celebración tendrá lugar en la Vigilia pascual, en la Catedral o en la Parroquia, presidiendo el Obispo o un ministro delegado por él, y se seguirá el Ritual de la Iniciación Cristiana de Adultos. Si no fuere posible la presidencia del Obispo o su delegado en la Vigilia Pascual, los sacramentos de la Iniciación Cristiana se celebrarán en un domingo del tiempo pascual. La cincuentena pascual es considerada como «un gran Domingo», y cada eucaristía dominical es la gran celebración del «día en que actuó el Señor». Por causa justa, la Iniciación puede celebrarse en un tiempo distinto siguiendo las indicaciones de la Delegación Diocesana para el Catecumenado Bautismal.
Quiero recibir la Iniciación cristiana para adultos
Para solicitar celebrar la Inicialización cristiana para adultos en nuestra parroquia, es necesario pasar por el despacho parroquial para informarse de cuándo comienzan las catequesis e inscribirse en la que te corresponda.
Los documentos necesarios que debes aportar son:
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- Libro de Familia o en su defecto, la hoja del registro. Para la partida de bautismo también será necesario rellenar el nombre, apellidos y lugar de nacimiento de los abuelos.
- Autorización del párroco de la parroquia a la que perteneces en caso de pertenecer a otra parroquia.
- Certificado de bautismo de los padrinos, donde conste que también han recibido el sacramento de la Confirmación.
- Para la elección de los padrinos es necesario tener en cuenta (Código Derecho Canónico 873):
- Podrá ser un solo padrino o una sola madrina, o dos: un padrino y una madrina. No pueden ser dos varones o dos mujeres. Tampoco puede ser el padre o la madre de quien se va a bautizar.
- Han de tener cumplidos dieciséis años. No puede ser admitido un menor de esa edad como padrino/madrina.
- Debe estar bautizado, haber recibido la Eucaristía y estar confirmado.
- Debe llevar una vida coherente con la fe cristiana y con la misión que va a asumir.
- Hacer la catequesis de Iniciación cristiana para adultos.